Interview conducted by Arantza Furundarena, for El Diario Vasco, November 15th, 2015.
Photo credit: El Diario Vasco
– What are your dreams for you country?
– I dream of a a united, secular country, where religion is separate from politics.
– What is the status of women in Syria?
– Women have been the main victims of this war. In the areas controlled by the jihadists, the presence of women is deleted. But also Assad’s army has committed violations. In refugee camps there are many cases of forced marriages between young girls and older religious sheiks, these girls are sexually abused.
– How can there be women who join these terrorist groups?
– Some are attracted to those people because they challenge power, like the United States… And there are those who succumb to that disease.
– I think you do not like to be called brave.
– It is just that I’m not brave. Right now, I would have to be in my country, fighting.
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Samar significa en árabe conversación nocturna agradable. La mujer que tengo enfrente habla con voz suave pero llena de dolor mientras su país se desangra. Exiliada en París, donde dice sentirse «dormida y ajena», Yazbek ha recogido en el ensayo ‘La Frontera’ sus tres incursiones a una Siria en guerra. Se ha jugado la vida para relatar el horror. Pero no le gusta que la llamen valiente.
– ¿Por qué huyó de Siria?
– Escribí artículos sobre las manifestaciones contra Bashar al-Assad. Fui amenazada por su gobierno y me tuve que ir.
– ¿Y por qué volvió después en plena guerra?
– Había demasiada injusticia y quería estar con mi gente. Entonces no pensaba que iba a ser perseguida tanto por el régimen como por los yihadistas.
– Y dejó a su hija en París…
– Pensé que ella estaba en un lugar
seguro y que yo tenía que tomar parte en la construcción de Siria. Cuando ves que tu país está saqueado y la
gente sufriendo te entran unos remordimientos tremendos.
– ¿Se parece su exilio al de los refugiados que llegan a Europa?
– Sí, muchos son de clase media y de un nivel académico y profesional bueno.
– ¿Se está portando bien la vieja Europa con ellos?
– Europa con su silencio ha contribuido a complicar la situación en Siria. La actitud humanitaria está muy bien, pero es un trato superficial porque
resuelve la consecuencia, no la causa. En todo caso, la llegada masiva de inmigrantes le ha hecho darse cuenta a Europa de que tiene que hacer algo. Debe presionar a sus aliados en la zona.
– ¿Quién ha convertido Siria en un país inhabitable?
– El mayor responsable es Bashar al-Assad y sus aliados.
– Y esto lo dice una alauita…
– A mí me tienen señalada tanto el régimen del alauita Assad como los grupos terroristas. ¿Pero hay que hablar de mí?
– Sí, porque se ha rebelado contra su propia secta.
– Sé que para la prensa eso tiene morbo, pero yo detesto el sectarismo, prefiero definirme solo como siria.
– ¿Qué precio ha pagado por independizarse de su clan?
– He sido difamada y he visto mi prestigio desacreditado. Y cuando la revolución tomó una deriva sectaria volvieron a señalarme.
– ¿Se ha sentido sola?
– De alguna manera, sí.
– ¿La guerra puede llegar a ser adictiva?
– No creo que nadie sea adicto a la muerte, pero hay situaciones que parecen perpetuarse. En Siria el horror se ha convertido en algo cotidiano.
– ¿Ve alguna salida?
– No quiero perder la esperanza, pero estoy desesperada. Veo que no hay interés en acabar con esta guerra.
– ¿Volvería a cruzar la frontera?
– No. Entonces fue peligroso, ahora sería un suicidio. Las mujeres y hombres activistas con los que contactaba ya no están. Han muerto, los han secuestrado o han huido.
– ¿Con qué país sueña?
– Con un país unido, laico, donde la religión esté separada de la política.
– ¿Cuál es la situación de la mujer en Siria?
– La mujer ha sido la principal víctima de esta guerra. Las zonas bajo control de los yihadistas borran la presencia de la mujer, pero también el ejército de Assad ha cometido violaciones. En las tiendas de los desplazados hay muchos casos de matrimonios forzosos entre niñas con jeques religiosos mayores que ellas y víctimas de abusos sexuales.
– ¿Usted llevó el velo alguna vez?
– Solo para disimular y no ser reconocida. Soy laica y estoy totalmente en contra del velo. Pero tampoco quiero prohibirlo. Prohibir es cosa de fanáticos
como el Estado Islámico.
– ¿Cómo puede haber mujeres que se unan al grupo terrorista?
– Algunas sienten atracción hacia esas personas que retan a una gran potencia como Estados Unidos, como atrae el malo de una película de Hollywood. Y hay quien sucumbe a ese morbo.
– Creo que no le gusta que la llamen valiente.
– Es que no lo soy, porque ahora mismo tendría que estar en mi país, luchando.